Al fin la nieve de indecible anatomía
cae inaudible pétalo a pétalo.
Sus copos son ya interior, memoria a
solas,
desvelo escarchado
igual a un concierto de fríos.
Es el mismo parpadeo,
la misma noche glacial, el largo silencio
intacto
que de lo antiguo me llega,
desde el profundo ayer
con la luna acudiendo a las calles
cuajando diciembres como órbitas blancas.
Copyright Daniel Vega, La infancia en las hullas minerales.
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